martes, 17 de enero de 2017

¿Por qué aquí?

La gente no deja de preguntarme por qué decidí venirme a vivir aquí.
─... Si allí es muy bonita ─me dicen.
Yo siempre les contesto que me vine porque aquí soy feliz. Lo soy ahora y lo fui ─muchísimo─ durante aquella semana de 2013.

Bonita apuraba su cigarrillo apoyada en el alféizar de la ventana. Mi camiseta le caía a medio muslo y la luz de la Luna dejaba entrever su silueta a través de ella. Me acerqué por detrás intentando que me oyera ─estábamos a oscuras y no quería asustarla─. Apoyé mi cabeza en su hombro y la rodeé con mis brazos.
─¿Has visto cómo está la Luna esta noche? ─me preguntó sin dejar se mirar al cielo.
─Está muy bonita, sí ─respondí.
Volvió la cara para mirarme y esperó unos segundos antes de hablar.
─Me encanta cuando dices bonita ─me dijo con una sonrisa antes de besarme.

No estaba previsto que viniera a ese viaje. Joder, ni siquiera nos hablábamos dos semanas antes. Pero supongo ─como Bonita siempre dice─ que la vida pensó que nuestra historia aún no había terminado. Y parece que tenía razón ─como siempre─ porque casi cuatro años después la vida aún nos deja seguir añadiendo páginas a esa historia.
─Ya hablaremos, supongo ─le dije al despedirme de ella en la puerta de su hotel. Eso fue allí, una semana antes.
Bonita había hecho escala en mi ciudad y a la mañana siguiente seguía su camino. Aprovechamos aquellas horas para vernos ─nos echábamos de menos─ y contarnos qué habíamos estado haciendo aquellos siete meses que estuvimos separados.
─¿Prefieres ir a cenar o venirte conmigo al hotel? ─a Bonita nunca le ha gustado perder el tiempo. A mí tampoco. Aquello tenía que pasar y los dos lo sabíamos.
La mañana siguiente llegó pero Bonita nunca siguió su camino.
─Quédate conmigo ─le pedí en la estación.
Y se quedó. Después de aquello se vino conmigo a pasar unos días aquí; lo que nos devuelve a la historia inicial.

Estaba terminando de maquillarse frente al espejo de aquel viejo apartamento del centro. Bonita se maquilla muy poco. Eso hace que me guste aún más. No le hace mucha falta realmente; tiene la piel más limpia y perfecta que jamás he visto ─ella se ríe cuando se lo digo─. Yo la observaba, apoyado en la encimera, a través de la puerta entreabierta del baño cuando de repente empecé a reírme.
─¿De qué te ríes? ─dijo bonita soltando también una carcajada.
─No lo sé ─seguía riéndome─. De nada, ya lo sabes.
Suelo reírme en las situaciones más cotidianas y menos graciosas del mundo. No sé por qué me pasa. Eso a Bonita siempre le hace gracia. Había soltado el pintalabios en el lavabo y me miraba por el reflejo del espejo. Seguía riéndose pero con lágrimas en los ojos. Esta vez fue ella la que se acercó a mí.
─¿Qué te pasa? ─le pregunté extrañado. Bonita no suele llorar casi nunca.
─Te quiero tanto...
Yo la abracé, como siempre hago, para que nadie la viera llorar ─aunque estábamos solos.

Han pasado casi cuatro años de aquello. El otro día, dando un paseo, pasé por la puerta del viejo apartamento. Allí parado recordé todo lo que acabo de contar. Una vez más volví a reírme sin motivo. Saqué el móvil para hacer una foto y mandársela a Bonita. Pero no lo hice.

No estoy viviendo aquí por ella ─ni por el recuerdo de aquellos días─. No es lo que he tratado de contar en estas líneas. Estoy aquí ─y es lo que siempre le digo a la gente─ porque me encanta esta ciudad. Porque me apasiona esta ciudad y porque estoy enamorado de ella desde mucho antes de venir con Bonita. Lo que nunca le cuento a nadie es el hecho de que, además de todo eso, Bonita está aquí conmigo de una manera u otra. Y eso me encanta.

2 comentarios:

  1. Maravillosa historia, Ícarus. Como te podrás imaginar, quiero saber más. Quiero leer y leer y entender el por qué de todo. Tengo demasiadas preguntas, y ninguna de ellas tiene que ver con la clandestinidad del 'aquí' y el 'allí'. Eso no es relevante, tu mismo lo sabes bien. De donde seamos, o a donde vayamos importa poco. Lo importante son los por qués que llevamos encima, y que en la mayoría de los casos, son casi universales. De todos.

    Por cierto, leí tu email sí. Me gusta contestar un poco 'por todo lo alto', así que tardaré unos días en responder. Pero lo haré! (:

    Un abrazo,
    P.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida P.
      Como siempre consigues llegar al interior de todas mis historias. Por eso me gusta tenerte aquí. Efectivamente poco importan el "aquí" y el "allí". Tú lo sabes. Yo lo sé. Habrá más, no te preocupes. En este rincón me siento con ganas de contar.
      En cuanto al email, no tengo prisa ninguna. A tu ritmo ;)
      Un abrazo enorme.

      Eliminar

Ya que has llegado hasta aquí...