sábado, 4 de febrero de 2017

El libro de colorear

─Me he comprado un libro para colorear.
─¿Al final has caído? ─me preguntó mi amiga Luz.
─¿Cómo que he caído? ─respondí─. ¿Qué quieres decir?
─Están muy de moda últimamente. Yo tengo otro.
─Vamos, no me jodas.

Vaya, me he salido un poco. Menos mal que es amarillo; este otro lado lo pintaré de morado ─o quizás marrón─ para que no se note.

Bonita siempre dice que a mí se me dan bien "estas cosas". Y es cierto. Ya desde pequeño destacaba haciendo manualidades mucho más elaboradas y complicadas que el típico marco de macarrones. Yo no lo he considerado nunca algo destacable; simplemente me gusta. Es sólo cuestión de dedicarle un poco de tiempo y cariño.

─¿Tengo algo aquí? ─Bonita se había subido la camiseta y me señalaba la parte de atrás de su hombro derecho.
─Parece una especie de sarpullido ─le dije.
─Ay, échame crema, porfa.
─Eh. Vale.
─Es que tú lo haces mejor que yo. Me gusta cómo utilizas tu dedito de untar.
─No es un "dedito de untar", es mi dedo y lo utilizo igual que cualquier otra persona.
─¡No! Tú lo haces bien. Te llevas un buen rato untando crema procurando no salirte de la línea imaginaria que tú mismo te marcas. Es bien.
Me pregunto cómo cojones puede no quererse a una persona que te habla de esa manera.

Genial, apenas se nota. Me alegro de haber elegido el marrón; ha quedado bastante bien. Ahora voy a por esa otra zona. Creo que voy a tener que sacarle punta al azul para esta parte.

─Ícarus, vuelve a la pizarra con tu muñeco.
─¿Otra vez, profesor?
─Si quieres te quedas con el nueve que te iba a poner, aunque creo que tienes un diez. Por eso quiero ver el muñeco más de cerca.
"Haber empezado por ahí, profesor" ─pensé mientras volvía a subir al encerado─. Le puse mucho cariño a aquel muñeco de barro. Los demás niños se habían limitado a pintar con rotuladores un calcetín usado. Yo lo había hecho de arcilla ─la cabeza─ y de terciopelo azul ─la ropa─. Recuerdo incluso hacerle gafas ─tardé un buen rato en cortar las piezas con la segueta y pintarlas de negro.
─Sí, tienes un diez. Vuelve a tu sitio.

Pues esto ya está. No tengo ni idea de si los colores combinan ─en realidad me importa muy poco─, pero se ve bonito. Al final la estafa esta de cobrar a adultos por pintar en un libro entretiene bastante. Ah, y da para entrada.

2 comentarios:

  1. Cobrar a "adultos". En mi anterior comentario debería haber dicho: "he visto a muchos hombres colorear mandalas". Pero hubiera sido una mentira, no he visto a nadie hacerlo (sí, comprarlos, en el VIPS sobre todo).

    Aún así, qué bonito es saber que aún hay quien presta atención a los detalles, a las formas. Normal que Bonita estuviera encantada. Nos tienes que contar más!

    Me ha gustado mucho la entrada, Ícarus.

    Un abrazo,
    P.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Perdón por responder tan tarde, P. No había visto el comentario hasta ahora. Hace tanto tiempo de esta entrada y del comentario que ya no sé qué decirte. Bueno... que gracias, como siempre.
      Un abrazo.

      Eliminar

Ya que has llegado hasta aquí...