miércoles, 22 de marzo de 2017

Lo sabemos

Ahí estaba yo, plantado frente al autobús, esperando a que se abrieran las puertas del ¿maletero? para coger la maleta de Bonita. Me había dicho que era "una morada" ─qué raro; no recuerdo que tuviera una maleta morada─. Aquello se abrió y a mí me dio cosa echar mano de una maleta que no es mía. ¿Y si me veían?; saben que no he viajado en ese autobús. ¿Qué hago? A la vez que dudaba, intentaba localizar la maleta de Bonita. Azul, verde, negra, negra, gris... ¡Morada! Decidí que era mejor estarme quieto y mantener un permanente ─y sospechoso─ contacto visual con la maleta para asegurarme de que nadie se la llevara. A estas llegó Bonita. Estaba a mi lado. No me dijo nada; simplemente espero a que yo me diera cuenta de que estaba ahí. Tardé un buen rato ─según parece─. Cuando lo hice, la descubrí mirándome, con esa sonrisa tan suya ─eso es bien; significa que ha tenido buen viaje─. Estábamos a medio metro, muy cerca, así que la multitud que también quería coger sus maletas no impidió que Bonita y yo nos fundiéramos en un abrazo. Uno de esos que sólo nos damos ella y yo.
─Estás guapísimo con barba ─me dijo al oído.

Es la segunda vez que Bonita viene a verme desde que me vine a vivir aquí. La primera, en octubre, me juró que volvería.
─Se te olvida tu taza ─le dije entonces mientras hacía la maleta.
─No, déjala aquí ─me respondió─. Así tengo que volver a por ella.
Y volvió. Y volverá ─espero que para siempre─, porque se ha dejado su gomilla del pelo colgada de mi puerta. La guardo en la mesita de noche, junto con el resto de cosas que me deja cada vez que viene. Es la única mesita de noche del dormitorio y está en mi lado de la cama, pero sólo contiene cosas suyas. Allí están su acondicionador del pelo, su desodorante y su colonia; varios croissants, un par de bolsitas de la infusión que le gusta y un paquete de conguitos a medio terminar. Es la conquista silenciosa. Silenciosa y adorable; como Bonita.

Bonita dice que soy el único con el que duerme "como dios" y al que no le molesta ver en su cama al despertar por las mañanas.
─Lo único que tienes que recordar para el resto de tu vida es que...
─Odias que te levanten la persiana por las mañanas, lo sé.
─¡Ay!, ven que te quiera.
Además de lo de la persiana, sé muchas cosas de Bonita; más de las que ella cree. Sé, por ejemplo, qué hacer cuando se pone mala o se encuentra mal; sé que sólo le gusta beber infusión en la taza de mariposas que le regalé; sé que si habla en sueños yo tengo que darle la razón porque si no, en su sueño, pasará miedo. Sé cosas. Ella también sabe cosas de mí, claro. Sabe qué hacer cuando mis TOCs aparecen; sabe cómo hacer desaparecer mi pitido de asma; sabe que necesito apuntarme las cosas para que no me preocupen. Sabemos muchas cosas el uno del otro. Sí.

Bonita ya se ha ido, pero volverá. No sé si para quedarse o para venir a por mí e irnos juntos a otro sitio.
─Sabes que tú y yo vamos a terminar juntos, ¿verdad?
─Claro que lo sé.
Eso es lo único que importa. Y eso también lo sabemos.

8 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este texto; es muy entrañable. Me pillas sensiblee!! Qué bonito.
    Un saludo muy grande! Tu blog mola :)

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  2. Que bonito el texto, me gusta.
    Saludos

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    1. Me alegro de que te guste. Gracias por pasarte, Kristalle.
      Un saludo.

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  3. Acabo de llegar y no me quiero ir, ¡casi como Bonita! He estado toda la entrada con una sonrisa en los labios :)
    Un saludo

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  4. Qué bien se te lee, Ícarus. Visitar tu blog es, como siempre te digo, ir a casa de un amigo, abrir la nevera, y gritar que pillas unas cerves, y que te quedas un rato más.
    No se cuánta verdad habrá en estos relatos, pero son tan simpáticos, tan cotidianos, que los veo muy auténticos y muy reales. Muy gripping, la verdad.

    Me encanta tu blog en definitiva.
    Cuéntanos un poco de tus alumnos, también.

    Un abrazo,
    P.

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    1. Todo lo que aquí escribo ocurrió tal y como lo cuento, P. No concibo este rincón de otra manera. Mi blog es cotidiano, entre otras cosas, por eso mismo. Me siento muy cómodo con lo que he creado aquí y si endulzara las entradas no estaría a gusto -ni con el blog, ni conmigo mismo.
      Pronto habrá más entradas sobre mis prácticas -no tan buenas como la última tuya, maldita.
      Gracias por tus palabras. Un abrazo enorme.

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