martes, 2 de mayo de 2017

Sofá nuevo y otras cosas

Me he comprado un sofá nuevo. Bueno, en realidad lo ha comprado la casera, que para eso es su piso. Jugué (muy) bien mis cartas y conseguí, no sólo que pensara que había sido idea suya, sino que además comprara el modelo que yo quería. También me he pillado varios muebles y chorradas para la casa ─esos sí los he pagado yo─. Todo para hacerla un poco más mía. Yo creo que ha quedado bastante guay; muy a mi rollo.
En el trabajo bien. Muy bien, de hecho. Es sencillo, agradable y de poco desgaste. Cuando me den el título de profesor dejaré currículums en institutos ─que para algo he hecho el máster─, pero de momento estoy contento con lo que tengo.
Aquí ya es prácticamente verano. He guardado las mantas ─aunque he dejado una fuera para cuando venga Bonita─, al edredón le quedan pocos días para volver al armario y mi gato está empezando a soltar pelos como un desesperado ─pobre mío─. Sí, podemos decir que ya es verano.
Las últimas dos semanas he tenido la casa llena de gente. Papá, Mamá y varios amigos de allí han monopolizado mi tiempo ─y mi cama─ hasta el punto de no recordar cuándo fue la última vez que estuve más de dos días solo y tranquilo en mi casa.

Dicho todo esto, y antes de empezar a contar lo que sea que vaya a contar hoy aquí ─aún no lo he pensado─, me gustaría dejar constancia de una cavilación que me ronda la cabeza. Mi padre me dijo el otro día una frase que me dejó... Pues eso, cavilando.
─Yo ya tengo asumido que no vuelves ─me dijo.
Mi respuesta fue inmediata.
─Hombre, yo sé que no voy a estar aquí toda la vida, pero...
¿Pero qué? Ahí me quedé, sin saber cómo terminar la frase. Supongo que lo que quería decirle a mi padre es que no tengo muy claro que vaya a volver. Ni sí, ni no; que no lo dé por sentado. O tal vez quería decirle que en realidad no tengo ni puta idea de a dónde me llevara la vida de aquí a un tiempo. No lo sé, de verdad. Y no me preocupa. En cualquier caso, se irá viendo.

Vaya, me quedan veinte minutos para empezar a vestirme. El pantalón negro del trabajo ya está preparado encima de la cama. Es el mismo que llevé durante meses en los trabajos de allí. No los odio, pero tampoco me gustan. No sólo porque sean negros y, con el verano aquí, ese color me provoque calores sólo con mirarlos, sino porque creo que me recuerdan demasiadas cosas. Aunque, pensándolo mejor, no están tan mal; al fin y al cabo esos pantalones me trajeron hasta aquí. Más o menos. Las camisetas ─también negras─ no las he reutilizado. Me las he comprado nuevas porque las que tenía, aparte de estar muy gastadas, eran de cuando estuve realmente puteado en uno de los trabajos de allí. Y aunque ese trabajo ─en el fondo─ también me trajo hasta aquí, el recuerdo no lo quiero aquí.

Joder, estoy llegando al límite de mis entradas ─que yo mismo me marqué; cuatro o cinco párrafos─ y aún no he contado nada realmente. Párrafo introductorio, frase de papá, ropa del trabajo... ¡Mierda!, hasta he usado varias veces los puntos suspensivos. Entrada rara, esta, sí. No sé, supongo que llegados a este punto no os importará que hable de Bonita, ¿no? Sólo un poco, lo juro. Bah.

─Me voy corriendo con la peque al veterinario. Le toca análisis.
Bonita tiene dos gatos. Un macho de ocho años y una hembra de seis meses.
─Oye, espera.
─Dime.
─Para que me organice; ¿vienes la semana que viene?
─Casi seguro.
Ya la habéis oído leído; la semana que viene tengo a Bonita de vuelta aquí. Espero que le guste mi sofá.

Como veis, al final siempre tiene que llegar Bonita para arreglarlo (y alegrarlo) todo.

4 comentarios:

  1. Leí tu anterior entrada, y se me quedó pendiente comentarte, así que te lo pongo por aquí... ¡Enhorabuena por el trabajo! Ojalá que te lleve allá donde quieres llegar, a lograr tus objetivos y a encontrar tu lugar, bien sea "aquí" o "allí"... Como bien dices, se irá viendo. No queda otra, en realidad.

    Y no te preocupes por entradas en las que se dicen muchas cosas y no se dice nada, la vida es así, con sus idas y venidas, sus momentos más intensos y más tranquilos. A mi esta entrada me ha gustado. Es la continuación lógica de la anterior: ahora te compras un sofá y arreglas tu casita a tu gusto. Así se empieza una vida.

    Lo dicho, espero seguir leyéndote!! Y no cierres el blog! Creo que ya te lo he dicho en alguna otra ocasión, pero te lo vuelvo a repetir porque me sorprendió mucho leértelo. La sencillez con la que escribes y transmites (que no siempre es fácil también "transmitir") es agradable, y me gusta, sería una pena que, aún llegado el caso de que dejaras de escribir en él, privaras a futuras almas de caer por aquí y leer estas cosas.

    Un saludo muy grande!!
    Nos leemos ;)

    ResponderEliminar
  2. A mí más que una entrada "rara" como tú la llamas, me ha parecido interesante (y para bien).
    Uno puede tener más o menos una idea de lo que quiere hacer en la vida, por ejemplo, pero no deja de ser una aventura de la que no sabemos mucho, así que puede pasar cualquier cosa. En este punto te entiendo perfectamente.
    Y no tengo ninguna duda que a Bonita le va a gustar el sofá (y toda la casa)
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Estupenda entrada, Ícarus! Estoy de acuerdo con M, seguro que a Bonita le gusta todo (ójala se quede!).
    Y en cuanto a la gran monopolización de la casa, te entiendo taaaaaaaaan bien. Sentimientos encontrados cuando de pronto tienes a todos tus amigos/familia en TU casa.

    Un abrazo fuerte,
    P.

    ResponderEliminar
  4. Por mi parte espero que no dejes de cavilar, Ícarus, cuando alguien lee tus entradas da la sensación de estar hablando con un amigo y es bastante reconfortante.
    Creo que ambos compartimos que las obligaciones monopolizan nuestra vida actual, solo que si en tu caso es el tránsito de gente en tu casa, en el mío son los estudios.

    ResponderEliminar

Ya que has llegado hasta aquí...