miércoles, 26 de abril de 2017

Nueva temporada

─Ya tengo trabajo ─le dije a Bonita mientras salía de la entrevista.
─¿Ya? ¡Joder, eres el anti paro! ─me respondió al otro lado del teléfono.
Ni siquiera había sido una entrevista; llegué, me presenté, me senté y mi nueva jefa me expuso las condiciones de mi nuevo trabajo. El primero que consigo aquí.
─Empiezas el lunes ─terminó diciendo─. Bienvenido.
Hace un par de entradas dije que sabía que todo iría bien y que encontraría trabajo pronto. Y no me equivoqué. Dos días después de escribir aquello ya tenía trabajo.
─Qué alegría, tesoro. Me alegro mucho por ti.
─Gracias, nena.

Trabajo en una cafetería. Está al final de la calle, a escasos tres minutos de mi casa. Tengo el turno de tarde, así que tendré tiempo libre para mí ─es lo que buscaba─. Es un trabajo humilde, sí. Y nunca voy a hacer fortuna, lo sé, pero no me importa; no estoy aquí para eso. Me da de sobra para hacer todo lo que he venido a hacer aquí; vivir y ser feliz. A mi gato no le va a faltar comida en el plato todos los días y a mí no me va a faltar tiempo para dedicárselo entre paseo y paseo. Nunca he pedido mucho más que eso, la verdad. Se ve que si eres consecuente con lo que buscas o quieres, la vida te lo da.

Al día siguiente de conseguir el trabajo me presenté allí.
─Hola, Ícarus ─me dijo mi jefa desde la barra─. ¿Qué haces aquí? Empiezas la semana que viene.
─Lo sé, lo sé ─le decía mientras me sentaba al otro lado de la barra─. He venido a tomar un café y ver un poco cómo funciona esto.
─Ah, muy bien ─la jefa sonreía.
No es la primera vez que trabajo en hostelería, ni mi primera vez en una cafetería; sé cómo funciona "eso". En realidad lo que yo quería era aparecer por allí, que me vieran el pelo y notaran que me interesaba por el trabajo.
─¿Es tu primera Semana Santa aquí? ─me preguntó la hermana de la jefa mientras hacía tostadas.
─Sí, sólo llevo aquí seis meses ─le respondí mientras contaba los meses con los dedos.
─Ah, muy bien ─también sonreía, igual que la hermana.

Salí de allí contento. El volumen de trabajo no era mucho peor que el que he tenido en otros sitios; podré con ello. Además me dejan trabajar con barba y no tengo que quitarme el piercing. Es el primer trabajo que me lo permite. La verdad es que estoy acostumbrado a tener que afeitarme cada dos días para trabajar y a tener que guardar el piercing en una servilleta antes de empezar mi turno ─lo cual me parece una absoluta estupidez─. Pero mi jefa parece simpática ─y con sentido común.
─A mí me da igual, Ícarus ─me decía mientras me miraba el piercing─. Mi marido tiene barba ─también trabaja en la cafetería─ y tu piercing no me molesta para nada. Que lo lleves no significa que seas mejor o peor profesional.
─Eso mismo pienso yo, pero sé que en hostelería a la gente suele molestarle. En cualquier caso, no tengo inconveniente en quitármelo para trabajar.
─No hace falta, de verdad. Además, los clientes que vienen aquí por la tarde son gente joven como tú; a ellos esas cosas no les importan.
Joven como yo ─pensé─. Qué maja.

Empieza una nueva etapa aquí. Una nueva temporada, si preferís. En la primera me establecí, me saqué el máster y conocí a mis amigos. En esta empiezo a trabajar y a vivir de verdad. La primera era de prueba; esta va en serio.

2 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena por ese trabajo!
    Encontrar uno que encaje con nuestro plan vital no siempre es fácil. Creo que esa decisión de tener "tiempo libre para mí" es la mejor que he escuchado en mucho tiempo. Esta entrada me ha recordado un poco a Carlos Taibo. Hay alguna charla suya por Youtube por si quieres echarle un ojo.

    Cuéntanos cómo va la cosa :)

    Un abrazo
    P.

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    Respuestas
    1. Voy corriendo a ver a Carlos Taibo; qué intriga. Muchas gracias por la felicitación, P. Tener tiempo libre para mí es, muy posiblemente, el sueño dorado de mi vida dese que tengo uso de razón :)
      Las cosas me están yendo bien, la verdad. Y me alegro mucho de habernos encontrado para poderlas compartir contigo, P.
      Un abrazo.

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