viernes, 14 de abril de 2017

Soy profe III (y fin)

─Bueno, señores. A ver, prestadme un poco de atención, por favor.
Vuelvo a encontrarme exactamente en el mismo lugar en el que empecé ─hace ya cinco semanas─. Desde lo alto del encerado mis niños parecen aún más pequeños de lo que ya son. Les llamo mis niños, sí.
─Eh... A ver... Hoy es mi último día con vosotros.
─¡Noooo! ─gritan desde el fondo de la clase
─¡¿Por qué?! ─me preguntan algunos.
─¡Jo!, qué pena, profe ─se enrabietan otros.
─Profe, no te vayas.
¿Qué se supone que tengo que hacer ahora? Esta parte no me la han enseñado en el máster. ¿Cómo me voy de aquí sabiendo que seguramente no les vuelva a ver?

Pues ya está. Se acabaron las prácticas. No más clases.

─Profe, no me gusta mucho hablar en público porque me da vergüenza, pero quiero que sepa que me han gustado mucho sus clases. Y que lo ha hecho muy bien.

─Maestro, al principio nos dio un poco de miedo porque no estamos acostumbrados a que los profesores se impongan tanto como usted.
─Es que si no lo hago así, sobre todo de entrada, me coméis.
─Ya, ya, si eso lo entendemos. Pero queremos decirle que aunque es usted duro, nos cae muy bien.

─Profe, a mí lo que me gusta es su piercing.

Ya está. Va a tocar el timbre.

─Señores, esto se acaba. Eh... Vosotros tendréis más profesores y os olvidaréis de mí. Pero para mí siempre seréis mis primeros alumnos y yo nunca os voy a olvidar. Nada, sólo quiero daros las gracias, desearos lo mejor y deciros que, ahora sí, tenéis aquí un amigo para lo que queráis.

Bajo del encerado y ya no parecen tan pequeños. Se acercan. Me rodean. No puedo avanzar. Noto manos muy pequeñas en mis hombros; esta vez no me importa que se tomen confianzas. Suenan aplausos; el timbre apenas se oye. Después de un rato consigo llegar a la puerta. Agarro el pomo y tiro de él. Doy un paso. Estoy fuera. Me giro y echo un último vistazo a la clase antes de cerrar la puerta.

4 comentarios:

  1. Vaya... será que estoy un poco sensible o algo pero se me ha encogido el corazón (y mucho) de ternura

    ResponderEliminar
  2. Ay ¡cuánto me ha gustado esta entrada, Ícarus! Mis profes de prácticas también eran la leche. Pero ¡cuéntanos! ¿ahora qué? Leí tu entrada anterior y me quedé con ganas de aplaudirte. No sólo por valiente, sino también por ser un chico tan trabajador. Mucho ánimo en este aparente salto al vacío, estoy segura de que todo irá bien.

    Un abrazo fuerte,
    P.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pronto contaré más. Esto que empezó siendo no sé muy bien qué, ha terminado por convertirse en algo así como un diario para mí. Así que os mantendré informados de mis peripecias.
      Gracias por tus palabras, como siempre, P.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar

Ya que has llegado hasta aquí...