martes, 6 de diciembre de 2016

Hablar con tu gato es divertido

─Hola, mi vida, ya estoy en casita. ¿Qué tal, cariño? ¿Me has echado de menos? ¡Uy, pero si te acabas de despertar! ¿Has estado toda la tarde durmiendo? Perdona, sé que llego tarde, pero es que esta gente me ha liado para tomarme unas cervezas después de clase. Pero ya estoy aquí. Tenía muchas ganas de verte, mi vida. Cuéntame, ¿qué has estado haciendo aparte de dormir? Ay, madre mía, qué cosa más bonita eres. Jejeje, pero si tienes legañotas de tanto dormir. Ven que te las quite. Es sólo un momento, no te enfades. Ya, ya. Ya está. ¿Ves qué bien? Venga, cuéntame. Ah, ¿que quieres sentarte encima mía? jejeje. Veo que sí me has echado de menos. Ven, cariño, ven. Así... Qué bien, mi amor.
Algunos quizás hayáis podido pensar que es una conversación con mi novia. No lo es, vivo solo. Los que tenéis gato habréis pillado en seguida que hablaba con mi gato. Es más, probablemente hayáis tenido esa misma conversación con vuestros gatos o una muy parecida infinidad de veces. Porque sí, hablar con tu gato es muy divertido.
─¿Y mi niño? Pero bueno, ¡¿qué haces ahí arriba?! Baja ese culo de ahí. ¿Será posible? Como te coja de los huevecillos peludos que tienes te vas a enterar.
Mi gato no es el primer gato con el que convivo. Sí es mi primer gato, pero no el primero al que le hablé. Descubrí que era muy divertido hablar con gatos cuando conocí al gato de Bonita. Aquel gato era la cosa más linda y graciosa que había visto nunca ─lo sigue siendo, mejorando lo presente─. Bonita me llevaba años de ventaja en eso de charlar con gatos. Era ─y es─ toda una experta. Tardó poco en contagiarme su manera tan peculiar de dirigirse al gato y a los pocos días yo mismo me encontré delante del gato hablándole como si me entendiera. ¡Y es que nos entienden!
─¿Qué haces? Estás aburrido, ¿no?
─Mew.
─Ya veo. ¿Quieres que juguemos a cazar la pluma?
─Mew.
─¿No? ¿Y la rata? ¿Jugamos a matar a la rata?
─¡Mew!
─¿Sí? A ver que yo te vea cómo la matas.
Por supuesto que nos entienden. Seguro que alguna vez vuestro gato ha hecho algo malo y, escondido en una esquina, os ha mirado con cara de "mierda, seguro que se da cuenta de que he sido yo". Sabéis a lo que me refiero. Entras a casa después de un día de mierda y descubres que el suelo está lleno de cristales. Lo primero que haces es buscar a tu gato con la mirada. Le encuentras. Le miras. Él te mira en plan "estoy jodido". Tras dos segundos de miradas tu gato sale escopeteado para esconderse porque, aún sin hablar, sabe que le vas a reñir.

Si divertido es hablar con tu gato, ponerle voces es aún más divertido. Yo lo hago con mi gato. Sobre todo cuando pone su cara de persona. Sabéis a qué cara me refiero.
─Jeje, ¿de quien son estas orejitas?
─No me toques ahora, Papa.
─Jeje, te las he puesto del revés.
─En serio, Papa, no estoy de humor.
─Qué gracioso es mi niño.
─Veo que no entiendes lo que significa mi cara de mojón.
Luego está la cara de persona versión "eso parece fascinante".
─¿Qué haces, Papa? ¿Cosas? ¿Puedo mirar muy de cerca? De hecho, ¿puedo ponerme en medio mientras haces lo que sea que estés haciendo? Sí, lo voy a hacer. Aquí, aquí está bien.
─Colega, no puedo estudiar con tu culo delante.
─Qué cosas más raras y chulas haces, Papa. Te voy a dar una cabezazo para demostrarte que te quiero.
Cantarle a tu gato es una variante aún más divertida de hablar con él. Porque tú le cantas y él te mira con cara de persona versión "¿qué hace?, se ha vuelto loco".
─Listen, baby...
─¿Qué dices, Papa?
─... Ain't no mountain high...
─¿Qué haces?
─... Ain't no valley low...
─No te acerques más.
─... ain't no river wiiiide enough baby...
─Suéltame.
─... If you need me call me no matter where you are...
─¿Te has vuelto loco?
─... No matter how far; don't worry baby...
─Déjame en el suelo lentamente.
─... Just call my name; I'll be there in a hurry...
─Me preocupas, Papa.
─... You don't have to worry...
─Estás loco.
─... Oh baby there ain't no mountain high enough...
─Suelta, me voy de aquí.
A veces de verdad pienso que me estoy volviendo loco por hablar tanto con mi gato. Luego le miro y se me pasa, porque sé que hablarle es la cosa más bonita que me aguarda cada día de mi vida durante ─espero─ muchos años.

4 comentarios:

  1. Qué blog tan estupendo tienes, Ícarus. Me quedo por aquí con tu gato, Bonita, y tus aquíes misteriosos.

    Un abrazo,
    P.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eres más que bienvenida. Siéntete en tu casa.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Jajajaj También tengo gatos! Hablo con ellos y les pongo voces como si ellos también hablaran... Claro que no entienden! Perciben y se expresan. Es increíble. Son mucho más que compañía.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi gato ahora mismo para mí lo es todo; compañero de piso, amigo, confidente, surtidor de anécdotas, hacedor de risas... mi compañero. Más que compañía, tienes toda la razón.
      Un abrazo.

      Eliminar

Ya que has llegado hasta aquí...