─Oye, ¿estás en casa?Y Bonita me llamó. Yo estaba en el sillón con el gato encima y me había asegurado de dejar el teléfono cerca ─porque me da pena levantarme y despertarle─, así que no tardé en contestar.
─Sep.
─¿Te puedo llamar?
─Hola ─dijo Bonita con voz dulce─, estoy un poco triste y me apetecía oír tu voz.
Bonita es muy fuerte. Ella sola se basta para salir (casi siempre) adelante. "No sé por qué estás conmigo ─me dijo hace años─ si nunca te hago sentir que te necesito". Es cierto que Bonita no necesita a ningún príncipe estúpido que la salve de las garras del estúpido dragón que la retiene estúpidamente en el estúpido castillo ─únicamente necesita a alguien que le mate las arañas (le dan miedo)─. Pero sí que necesita apoyo de vez en cuando. Esa frase al otro lado del teléfono es la prueba. Y yo siempre intento estar ahí cuando eso ocurre.
Calmar y ayudar a Bonita es fácil ─aunque ella dice que es complicado y que por eso sólo yo sé hacerlo─: hay que escucharla mientras te cuenta lo que la tiene furiosa, disgustada o triste, nunca contradecirla y quedarte callado hasta que acabe. A ese primer paso le pusimos de nombre "te llamo y te grito un poco". Luego hay que hacerla reír para que se le pase el enfado, disgusto o tristeza. Fácil, ¿no?
Me contó que está teniendo un problemilla no muy grave de salud. Yo la escuché "gritar" y cuando se desahogó a gusto nos pusimos a hablar de otras cosas. A Bonita y a mí nos gusta hablar con el otro. Me dice que soy la única persona con quien puede ser totalmente ella, con la que no tiene miedo de ser, de decir o de pensar. Hablamos de nuestros gatos. De lo graciosos que son y de las caras de personas que tienen.
Llevamos hablando una hora y escucho a Bonita reír a carcajadas. En ese momento no sé quién está más contento de los dos. Ella por haberse olvidado de sus problemas y poder reírse o yo por escucharla reír. No queremos colgar. Estaríamos hablando toda la noche ─como hemos hecho infinidad de veces tumbados en la cama─, pero sabemos que tenemos que colgar. Ella no está aquí, pero en cierto modo sí que está conmigo. "Por eso siempre te llevo conmigo ─me escribió una vez─ y estoy contigo allá donde vayas". Por eso nos cuesta un poco menos colgar. Por eso me cuesta un poco menos todo.
Da gusto leerte! Gracias por compartir estas escenas de la cotidianidad con nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo,
P.
Gracias, P. Con comentarios así sí que da gusto escribir :) Actualiza pronto el tuyo, que estoy deseando leerte.
EliminarUn abrazo.
Que bonitooo!!
ResponderEliminar(vaya feedback más ñoño estoy aportando, pero es que es verdad!!)
PD: mítica la cara de persona de los gatos
Agradezco muchísimo tus comentarios (no sé cómo llamarte); de ñoños nada.
EliminarGracias, de verdad. Y un abrazo.